Una de las peores faltas que podemos tener, y que podrían traer consecuencias irreversibles en nuestro auto, es no prestarle atención a la temperatura del motor; sobre todo, cuando más se lo exige.
Ya sea por un viaje largo, un taco o una falla en el sistema de refrigeración, al circular con un motor a temperaturas bajas o muy altas corremos el riesgo de estropear piezas costosas y fundamentales para el normal funcionamiento de nuestro vehículo, que necesita de una temperatura ideal y que debemos revisar de forma frecuente.
¿Cómo nos damos cuenta de que el motor se está sobrecalentando?
Puede haber dos indicadores en el tablero que comuniquen que nuestro motor está sobrecalentándose: la cada vez menos usada aguja analógica (o algún sistema digital de “rayitas”) o una luz roja, generalmente representada con un símbolo que tiene una forma similar a la punta de una llave, que parece estar “flotando sobre olas”, comúnmente acompañada del símbolo °C (grados Celsius).
Aunque su diseño puede variar mucho entre las marcas, el sistema de aguja puede seguir una escala numérica o una escala dividida en tres zonas coloreadas donde la zona amarilla indica el trabajo aun frío del motor; la zona verde comunica la temperatura de trabajo óptima; la tercera es roja y nos dice que la temperatura del motor es alta. En el caso del testigo, hay que aclarar que se enciende antes de que la temperatura alcance valores críticos para alertarnos de la “catástrofe” que se avecina.
¿Por qué el motor de mi auto puede sobrecalentarse?
Las principales causas que hacen que el motor de un auto a combustión llegue a sobrecalentarse son:
- Falla en la bomba de agua: no está sellada correctamente o directamente hay que cambiarla (también revisar los demás acoplamientos: tanque de plástico del radiador, las uniones de las mangueras con el radiador, etc.). Además, puede haberse roto un rodamiento de la bomba, o que el caudal del fluido sea demasiado bajo. También puedes prender el motor y revisar la polea de la bomba de agua. Si se oyen ruidos el motor puede no estar haciendo girar bien la bomba.
- Rejillas del radiador tapadas o falta de circulación de aire: en viajes largos es probable que las rejillas se tapen. Pero con agua a presión podemos limpiar y desatascar lo que impide la normal circulación del aire que refrigera al motor. En cambio, cuando hay problemas asociados al tránsito en baja velocidad, es porque el flujo de aire a través del radiador es escaso. Si el electroventilador funciona bien y cuando aceleras (estacionado) la aguja del indicador de la temperatura del refrigerante baja, seguro que el problema es el poco flujo del líquido refrigerante.
- Circulación incorrecta o insuficiente líquido refrigerante: dependiendo del uso del auto, el líquido refrigerante debe sustituirse cada uno o dos años (de todas formas, consultarlo siempre con el fabricante del auto y/o un especialista de confianza). Puede ocurrir que nos hayamos quedado sin líquido o que no haya suficiente (mirar el nivel del refrigerante del motor). En el caso de no llevarlo encima, llenar el depósito con agua (destilada preferentemente) hasta conseguir el refrigerante que tu auto necesita.
- Pérdidas de líquidos, fluidos contaminados o burbujas en el sistema de refrigeración: Es común que se produzcan filtraciones en las mangueras y/o el radiador, por lo que debemos revisarlos (recordar siempre hacerlo cuando el motor esté frío, ya que hay riesgos de quemaduras). También puede ocurrir que el líquido se vea contaminado (disminuyendo sus propiedades y obstruyendo el tránsito del refrigerante) y se tenga que cambiar, o haya burbujas que impidan la normal refrigeración.
Para sacar las burbujas debemos apretar las mangueras de la bomba de agua sin la tapa del radiador puesta (con el motor frío), si el problema persiste hay que llevarlo al mecánico para que saquen todo el aire. Para ver si el líquido está contaminado abrimos la tapa del radiador y nos fijamos.
- Fallas en el radiador o tapa mal cerrada: quizá cueste creerlo, pero una tapa del radiador mal cerrada suele ser el error más común. Dependiendo el uso y antigüedad del vehículo más que nada, periódicamente debemos revisar el nivel de agua. Ni hablar de fijarse si cerramos bien su tapa o tenga obstrucciones. Sería ideal si podemos alquilar un medidor de presión del radiador, bombear aire al sistema de refrigeración y si no se mantiene la presión hay que ver si no tiene fugas externas. Si no las hay es muy probable que el problema esté en la cabeza de la junta mecánica. Los sellos de las tapas también se vencen, asi que quizas ya sea el momento de cambiarla.
- Fugas y filtraciones en las cabezas de las juntas mecánicas: El fin de estas piezas es soportar altas temperaturas y evitar pérdidas o entradas no deseadas de aire, líquido refrigerante o agua, el aceite y el combustible. Al tener múltiples aplicaciones se las puede encontrar en el cárter del motor, la tapa de cilindros, de válvulas, y las bombas de agua y aceite.
Para detectar problemas en la junta de la tapa de cilindros debemos prestar atención a la salida de burbujas de aceite en el plano de la tapa del motor; al humo blanco en la entrada de agua de la cámara de combustión; a grietas o deformaciones en la cabeza de los cilindros; burbujas de aire en el radiador; si consume mucho líquido refrigerante; si las mangueras de agua se ponen muy duras; o si el aceite aumenta su nivel y se pone “chocolatoso” con mayor consistencia, por el contacto del aceite con el refrigerante.
En las demás juntas, como en la de la bomba de agua, tienes que prestar atención si consume más líquido refrigerante de lo habitual (verificar la junta de la bomba de agua); en la junta de admisión si se escucha un silbido seco; en la junta de escape, si se escuchan sonidos fuertes dentro y fuera del auto; y en el caso de la junta del cárter o de la tapa de válvulas, ver si en el suelo hay manchas de aceite.
No siempre las pérdidas de líquido refrigerante son por fugas externas. Cuando las salidas son causadas por una junta mecánica dañada, nos damos cuenta porque sale humo blanco del caño de escape. Si esto sucede, el líquido puede estar entrando en la cámara de combustión. Si al revisar las bujías, notas que parecen estar más brillosas y limpias que de costumbre, seguramente el refrigerante se filtró hasta los cilindros.
- No prende el electroventilador: el “electroventilador” (comúnmente llamado electro a secas) es una pieza fundamental en la refrigeración del motor porque se activa para aliviar el calor del motor cuando éste llega a una temperatura determinada. Para saber si el problema está en el radiador bastará con prender el motor, dejarlo regulando, y si la temperatura aumenta superando los niveles aceptables (y no prende el electro), ahí tendríamos la certeza de la falla está allí.
- Problemas con el termostato: este aparato es el encargado de bloquear o dejar pasar al líquido refrigerante entre el motor y el radiador, por lo que una falla en su funcionamiento (por ejemplo un atascamiento) influye en la temperatura no ideal que pueda tener un motor. Otra forma de saber si es esta pieza que no anda bien es fijarse si la manguera de entrada al radiador está caliente (luego que el motor haya alcanzado su temperatura ideal) y permite la circulación del líquido refrigerante. Si no lo está, es probable que el termostato no permita que se descargue el calor del motor fuera del radiador, y quede circulando allí. Y claro, la más común es cuando ves que la aguja en el tablero se queda pegada, no sale de cero y de la nada, despega y se queda sobre los 90 grados (100, 110 grados) o, por el contrario, trabaja más frío a 50 grados.
- Falta de aceite en el motor: para fijarse si el nivel de aceite está bien.
Lo obvio
En esta nota te acercamos qué le puede estar pasando a tu auto para que su motor se sobrecaliente. Pero el caso es que un buen mantenimiento siempre va a ayudarte a reducir muchísimo el riesgo de que esto pase.
Fuente AutoCosmos