1-Utiliza el tipo correcto de combustible.
El fabricante indicará en el manual del propietario y muchas veces en el interior de la tapa del depósito de combustible cual es el recomendado. En el caso de la gasolina, utilizar alto octanaje (Premium) es botar el dinero, a menos que el fabricante la recomiende. Esto ocurre en autos caros con motores de alta compresión.

2-Cambia el aceite del motor en los intervalos recomendados por el fabricante y revisa su nivel con frecuencia. Asegúrate de usar aceite de la viscosidad y características recomendadas. Debes tener en cuenta, además, tu estilo de manejo y condiciones ambientales. Nada protege más la vida y el funcionamiento del motor como su lubricación.

3-Protege la integridad física de tu vehículo. No sólo manejando tu auto con prudencia; sino también, aplicando cera a la carrocería para alargar la vida útil de la pintura. El interior se puede resguardar con protectores de luz solar cuando el vehículo esté estacionado en la intemperie.

combustible

4-Mantenimiento de la batería. Hoy las baterías son “libres de mantenimiento”. Sin embargo, esto no quiere decir que se las deba abandonar a su suerte. Para tener una batería en buen estado hay que limpiar periódicamente la corrosión en sus conectores, así como en los terminales de los cables. Por otra parte, para las baterías no selladas hay chequear el nivel del fluido y rellenarlas con agua destilada hasta media pulgada debajo del borde superior.

5-Limpia y rellena el sistema de enfriamiento de tu vehículo una vez al año. El sistema de enfriamiento es fundamental ya que mantiene al motor funcionando con la temperatura optima y así, evitando los dañinos recalentamientos. El mantenimiento preventivo del sistema de enfriamiento también evita que se formen nocivos depósitos de corrosión en su interior.