Si el coche da sacudidas y emite chasquidos al frenar, es posible que los frenos estén rayados. Pero eso no siempre significa que sea necesario montar un nuevo juego de discos de freno. Bajo determinadas circunstancias, es posible volver a restablecer la funcionalidad completa de los frenos mediante una medida sencilla, rápida y económica.
Cada proceso de frenado supone una gran carga para el material y siempre conlleva cierta abrasión. Por lo tanto, siempre puede ocurrir que los discos de freno se desgasten de forma irregular. Las consecuencias son desde desagradables hasta fatales: la distancia de frenado se prolonga y las vibraciones en el vehículo y en el volante son claramente perceptibles durante un frenado brusco.
¿Por qué rectificar los discos de freno?
La cuestión de si merece la pena rectificar un disco de freno es, en primer lugar, un cálculo muy sencillo:
Para lograr que el disco de freno vuelva a estar liso no es necesario desmontarlo. Los talleres que ofrecen este servicio suelen disponer de un equipo especial con el que los mecánicos pueden tratar los discos de freno aún estando montados.
Dependiendo del vehículo, sin embargo, un nuevo juego de discos de freno puede ser muy caro. Los coches pequeños y los vehículos de gama media pueden tener discos de freno simples. Sin embargo, con un vehículo pesado y potente, los nuevos discos de freno pueden costar rápidamente varios cientos de euros. Por lo tanto, si el disco de freno puede arreglarse, vale la pena considerar una rectificación.
Daños reparables de los discos de freno
Un disco de freno está formado por el plato y el anillo de freno. El plato de freno es la parte del disco que se coloca sobre el buje y se atornilla. El anillo de freno es la parte en la que actúan los forros de freno.
Los discos son de fundición gris. Se trata de un acero relativamente blando y de gran viscosidad. Un disco de freno está sometido a grandes fuerzas de fricción que se transmiten mediante una fuerte tensión de cizallamiento a la unión entre el plato y el anillo de freno. Por lo tanto, el material del disco de freno debe tener cierta elasticidad.
El precio a pagar para dicha viscosidad es, sin embargo, una alta susceptibilidad al óxido. Un coche solo tiene que estar tres días a la intemperie cuando esté lloviendo para que se muestren los primeros signos de óxido.
Esta ligera oxidación se elimina durante el siguiente proceso de frenado. Sin embargo, si el coche permanece parado más tiempo, el óxido se propaga rápidamente. Por tanto, no tiene sentido intentar liberar un disco de freno completamente oxidado del óxido con repetidos procesos de frenado, puesto que dicha sustancia tiene un efecto abrasivo sobre el disco y los forros.
El resultado es la formación que se formen ranuras en el disco.
Todo esto se puede resumir de la forma siguiente:
Los discos de freno se pueden rectificar cuando presenten oxido o estén rayados, siempre que no se queden por debajo del grosor mínimo.
Daños no reparables de los discos de freno
Es sorprendente que incluso los discos de freno muy oxidados pueden volver a funcionar a pleno rendimiento gracias a este tratamiento sencillo y rápido. Incluyendo el desmontaje y el ensamblaje de la rueda y la pinza de freno, la rectificación del disco de freno solo tarda 10 minutos por rueda. Sin embargo, este tratamiento tiene límites estrechos. Estos son
– grosor mínimo
– daños en el material
El grosor mínimo del disco de freno lo determina el fabricante del componente. Está gravado en el plato de freno. No obstante, no indica el límite a partir del cual los frenos fallan. Dice: «A partir de este grosor se puede montar un juego de forros de freno nuevos.» Esto hace que el manejo del sistema de frenos sea muy seguro.
Sin embargo, dependiendo de los daños en el disco de freno, este grosor mínimo se puede rebajar por la rectificación. Entonces todo el trabajo habrá sido en vano. Por lo tanto, es necesario inspeccionar cuidadosamente el disco antes del tratamiento.
La inspección del disco también incluye una revisión de grietas. Esto puede ocurrir en los bordes, en la transición de plato al anillo y en los tornillos. Si se detecta tan solo una sola grieta, el disco queda inutilizable. Esto también supone el final para la pieza opuesta. Los discos de freno se cambian siempre por eje.
Cuidado con la coloración azul
En principio, un disco de freno azulado puede arreglarse si mantiene el groso mínimo. Sin embargo, una coloración azul en el disco es una indicación segura de que algo anda mal con el sistema de frenos. El color azul aparece cuando el disco se ha sobrecalentado durante un tiempo prolongado.
Por lo general, esto nunca ocurre durante los procesos de frenado normales. En cambio, si los pistones de freno se atascan y los forros ya no se desprenden correctamente del disco ocurre exactamente esto: los forros de freno rozan permanentemente con una ligera presión sobre el disco. La fricción hace que el disco de freno se caliente continuamente, lo que causa finalmente la coloración azul. En este caso, debe comprobarse el funcionamiento completo del freno antes rectificarlo.
Lo que queda por hacer
Los forros de freno deben cambiarse siempre que los discos presenten ranuras pronunciadas. Dado que la pinza de freno se desmonta para la rectificación, esto es solo un paso más.
Los forros de freno son piezas de desgaste económicas. El reemplazo es parte del servicio para la mayoría de los proveedores de servicio que ofrecen la rectificación de discos de freno. De lo contrario, los forros deteriorados causan exactamente el mismo patrón de desgaste en el disco de freno. Entonces todo el trabajo habrá sido en vano.
A veces los coches están estacionados al aire libre durante mucho tiempo. Por tanto, es inevitable que se forme una fuerte película de óxido. En este caso suele ser suficiente rectificar el disco de freno. Conviene revisar el grosor de los forros de freno, eso es todo.
Sin embargo, el pistón del freno puede atascarse un poco, si el coche ha estado estacionado durante un periodo prolongado. La pinza de freno extraída supone la oportunidad ideal para que el pistón vuelva a funcionar correctamente. Para ello, se retiran los forros y se activan los frenos.
A continuación, el pistón del freno vuelve a su posición inicial mediante una herramienta de reajuste para esta pieza. No obstante, la revisión y el arreglo de los pistones se debería dejar en mano de un taller especializado. Esta opción se debería pedir siempre, aunque en la mayoría de los casos ya está incluida en el servicio de rectificación. Apenas supone un gasto adicional y restablece la seguridad completa.
Si la rueda ya está desmontada y se ha retirado la pinza de freno, conviene examinar detenidamente todo el mecanismo de dirección del eje delantero. Reparar los daños ahora solo hace que el vehículo sea más seguro y ahorra gastos adicionales. Estos puntos se deberían tener en cuenta:
– Estanqueidad de la junta homocinética – Estado de la junta esférica – Estado del soporte articulado – Generación de ruidos en el cojinete de rueda – Funcionamiento y estado de los amortiguadores, muelles helicoidales y copelas de amortiguador – Estado de la barra transversal y del estabilizador |
Todos estos componentes son relativamente fáciles de reemplazar en un vehículo desarmado. Esta oportunidad se debería aprovechar. Un disco de freno recién rectificado sirve de poco si los demás componentes del vehículo se usan más allá del límite de desgaste. Invertir ahora unos cuantos euros más restablece la seguridad completa del vehículo, algo que siempre debería valer la pena.