El aceite de motor para un automóvil juega el papel de los medicamentos para los humanos: Si te equivocas, las consecuencias pueden ser muy graves.
La tendencia mundial en lubricantes es la reducción de la viscosidad. ¿Por qué?
Hay muchas cuestiones técnicas al respecto, la principal es que los lubricantes de baja viscosidad reducen la resistencia interna del motor, lo que se traduce en un ahorro de energía y de combustible y al mismo tiempo en una menor cantidad de emisiones contaminantes. En otras palabras el motor aumenta su eficiencia. La baja viscosidad del aceite también ayuda a disipar mejor el calor y a mantener más limpio el motor internamente.
Pero, ¿realmente los aceites de baja viscosidad ofrecen una buena protección para el motor?
Sí. Cuando un motor es nuevo, este debe ser “asentado”, entre 5 y 10 mil kilómetros es lo que recomiendan los fabricantes generalmente. Después de esto, el motor debe funcionar a la perfección con el aceite recomendado por el fabricante, sea la viscosidad que sea, ya que el motor fue diseñado para usar esa viscosidad, para que pueda trabajar siempre en su etapa de máxima eficiencia.
Ningún lubricante en la actualidad es capaz de evitar al 100% la fricción y el desgaste. Así mismo, con el tiempo y uso, los aditivos, que inicialmente están presentes en absolutamente todos los aceites, pierden gradualmente su efectividad y ya no pueden seguir manteniendo la protección del motor en su forma original, el aceite se va degradando y la película protectora se vuelve más delgada, reduciendo la protección de los anillos, pistones y cilindros.
Las tolerancias entre las partes metálicas en las zonas críticas de fricción aumentan gradualmente, es decir, el motor se está desgastando. Esto provoca una baja compresión en el motor, mayor consumo de combustible y que el aceite pase a través de las superficies ya gastadas hacia la cámara de combustión y al quemarse, sale por el tubo de escape.
Llega así el momento en que se debe agregar aceite al motor. Al principio no es muy seguido pero poco a poco el consumo de aceite aumenta hasta que empieza a notarse la emisión de humo azul y una pérdida del rendimiento general del motor, es cuando el propietario del vehículo comienza a buscar una solución.
Entre las alternativas comunes más recomendadas entre usuarios o gente inexperta, está el uso de aditivos para aumentar la viscosidad del aceite o cambiar el aceite por uno de mayor viscosidad, o simplemente cuando el auto tiene más de 100,000 kilómetros empiezan a usar los llamados “aceite para motores con alto kilometraje”
Sin embargo el problema no está resuelto, por el contrario, puede haber una mejora aparente en la potencia del motor y una reducción en el consumo de aceite, pero para el motor todo empeorará gradualmente.
Las consecuencias de cambiar a un aceite más viscoso
Los sistemas internos de los motores fueron concebidos originalmente para usar aceites de cierta viscosidad, la presencia de aceites de mayor viscosidad crean más problemas de los que se puede imaginar. Desde el exterior todo parece estar bien: el consumo de aceite ha disminuido (debido a que ahora no puede llegar a la cámara de combustión por su alta viscosidad) y el motor comenzó a trabajar más estable (ayuda a mejorar la hermeticidad del conjunto cilindro-anillo-pistón). Pero en realidad las consecuencias son catastróficas para el motor.
Sentencia de Muerte
El aceite más viscoso fluye con gran dificultad a través de los estrechos canales de los sistemas de lubricación, los anillos rascadores de aceite apenas logran controlar una pequeña parte del aceite de la cámara de combustión y permanece una cantidad considerable en las paredes de los cilindros, donde es quemado convirtiéndose en depósitos de carbón y un humo azul más intenso. ¿Ya empieza a ponerse feo verdad? ¡Pero eso no es todo!
La formación de grandes cantidades de depósitos de carbón y otros sedimentos en las partes internas del motor, impide la correcta disipación del calor al exterior. Y aún hay más, como sabemos el aceite es parte del sistema de refrigeración del motor, al circular extrae el calor de las partes calientes y escurre hacia el cárter. Pero el hecho de que por su mayor viscosidad el aceite hora se desplaza más lento dentro del motor disminuirá su efecto refrigerante.
Ambos fenómenos explicados anteriormente y provocados por el cambio de viscosidad, nos darán como resultado un considerable aumento de la temperatura en el interior del motor en marcha, lo cual degrada más rápido los aditivos del aceite, aumentará el desgaste y la fricción que a su vez generan mayor temperatura y necesidad de aceite más viscoso creando así un círculo vicioso.
¿Es posible evitar el cambio de viscosidad de aceite?
Pero entonces ¿Es posible evitar el cambio de viscosidad de aceite para reducir las emisiones contaminantes, el consumo de combustible y aumentar la potencia y eficiencia del motor?
¡Por supuesto que sí!
Para eso existen en el mercado aditivos de alto rendimiento que ayudan a mejorar problemas por el desgaste.
Gracias a los más avanzados estudios de la Tribología (ciencia que estudia la fricción, el desgaste y la lubricación que tienen lugar durante el contacto entre superficies sólidas en movimiento) y Nanotecnología, este tipo de aditivos nos ayudan a resolver y eliminar el origen de este problema: “El Desgaste”.
Existen varios en el mercado, pero no los mencionaremos en este artículo, ya que la idea no es promocionar alguno en especial, sino entregar información y orientación a nuestros consumidores. Si desea alguna recomendación, no dude en contactarnos.